viernes, 27 de marzo de 2009

El disfráz del hambre.



Siete de cada diez niños argentinos nace en la pobreza. Tal vez formen la "generación de la cuchara", porque se acostumbrarán a comer guisos, polentas y sopas, a veces aguadas como un mar. La falta de carnes, de frutas o verduras les hizo inútiles el cuchillo y el tenedor, así como la ceremonia de comer en familia, donde el afecto es más necesario que el pan.

Muchos almuerzan, meriendan o cenan en los 5.000 comedores comunitarios del pais, o en los comedores de las escuelas, donde los chicos concurren para comer primero y aprender -si pueden y les quedan ganas- después. Los especialistas -no así el Estado que los obliga a esa situación-descubrieron que la dieta está lejos de ser la ideal. Aparece un fenómeno distinto del de la desnutrición común, expresada ya en el retardo de la estatura que sufre uno de cada diez chicos argentinos, los denominados "petisos sociales". Para el Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil este fenómeno es más abarcador porque afecta a un tercio de nuestro niños menores de 5 años, cuya dieta no cubre los requerimientos de hierro y calcio, y en menos medida de zinc y vitamina A. Es lo que se denomina desnutrición aculta, que no sólo afecta el tamaño corporal, sino múltiples funciones biológicas: la actividad cerebral, la capacidad de aprender, el desarrollo motríz; también efectos psicológicos como la inseguridad y la irritabilidad.

Un pueblo hambriento es maleable. Un pueblo hambriento nunca puede ser ciudadano. Un pueblo con hambre sólo piensa en comer y no importa de dónde venga el alimento y cómo (de la mano de políticos generadores de clientelismo y humillación que buscan votos cada 4 años, por ejemplo). Un pueblo con hambre es un rebaño que corre detrás de un plato de comida a cambio de un voto que sólo servirá para modificar la condición de unos pocos, a costa del trabajo, la muerte y el olvido de muchos.


M.D.D.V.

2 comentarios:

  1. Las generaciones de 'la cuchara' es toda una metáfora de un objeto redondo 'que no pincha ni corta'. Pienso igual con respecto a 'ver las trampas de la dictocracia' y caer en ellas.
    Y el cariño alimenticio, en su ausencia...

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  2. Me gustó lo de la metáfora. Muy bueno y ya lo creo que esas generaciones ni pincharán,ni cortarán ni existirán.

    Saludos.

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